José Marx, un verdadero padre

Pocas personas en nuestra tierra merecen el reconocimiento popular que se lleva consigo para mostrar al altísimo el sacerdote José Marx. Fue sin lugar a dudas uno de los más grandes promotores sociales que se recuerden, las escuelas EFAS le deben su existencia, el profesorado en Ciencias Agrarias y Ambientales de Capioví, la FM Guadalupe Internacional, la Cooperativa Agrícola e Industrial San Alberto Ltda., numerosas escuelas, hogares de ancianos como el de Gobernador Roca, decenas de capillas, salones comunitarios guaraníes y centenares de obras más que serían muy difíciles de rescatar sólo con la memoria.

Los memoriosos de la Iglesia recuerdan que fue el gestor de la llegada del movimiento de Posta a Misiones hace más de 30 años, apuntando a darle una alternativa de participación comunitaria a los jóvenes de la Iglesia que abrazó.

Nuestra sociedad necesita más padres Marx, más hombres con su visión para promover la educación a los sectores más abandonados, para atender con dignidad a los guaraníes, para sostener la espiritualidad del pueblo, para hacer, sin pedir más que la continuidad del trabajo para el bien de todos.

Con su intermediación las organizaciones alemanas se hicieron fuerte en nuestra provincia, como ocurrió con los bomberos voluntarios que recibieron motobombas gestionadas por él, o con aportes para nuevas escuela EFAs y el nuevo hospital de Colonia Aurora, donde después de décadas de marginación cuentan con una moderna construcción gracias a los recursos humanos y económicos conseguidos por el padre Marx, en conjunto con otra gente, porque siempre supo compartir y convencer a quienes estaban cerca.

Sólo horas antes de su muerte pedía sólo un poco de tiempo más para ver concretada la educación de una camada de chicos en la última EFA que ayudó a fundar. Pero lo verá seguramente desde el cielo, porque aparentemente se marchó a la otra vida con la gracia de Dios porque pudo mantener su ritmo de vida hasta la noche de su partida, porque pudo compartir su última fiesta patronal en Capioví, porque pudo lograr mucho, porque es uno de los verdaderos ejemplos a seguir para una sociedad donde el individualismo nos consume, nos corroe el alma y nos limita la capacidad solidaria.

El padre José Marx nació en Alemania hace más de siete décadas, se consagró al servicio de Dios como sacerdote, pero con su llegada a Misiones se enamoró de la tierra colorada y su gente, la adoptó como familia y desde entonces no dejó de hacer todo lo que estaba a su alcance para brindarle bienestar. Fue indudablemente un verdadero Padre, como se llama habitualmente a los sacerdotes, que se preocupó por su gran familia misionera y merece ser despedido y recordado como tal.

A ti, Padre José Marx, gracias y que descanses en la gloria de Dios.

(Fuente: El Reportero)


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